Días en dos ruedas: crónica del primer encuentro de motos realizado en Jesús María

14/11/2019 | CIUDADANÍA |

El fin de semana pasado se celebró el primer festival de motos en Jesús María. Fueron dos días en dos ruedas y a puro rock and roll. La crónica en palabras del Federico Pacheco.

La caravana por la ciudad
La caravana por la ciudad

Por: Federico Pacheco 

Son las 6 de la mañana del sábado 9 y todo empieza a rodar. Llegan algunos stands más de los ya colocados en días previos y empieza a activarse la organización. Llega el sistema de sonido y entre la preparación se empieza a sentir el rugir de las primeras motos. 

Así, y con una calma atrayente, comienza el ingreso que se mantuvo durante todo el día, con motos que entraban y salían.

Las amistades fluyen y entre risas el día sigue. Llega una moto y como con las anteriores se les saluda con un abrazo, una picada de salame de la región y una bolsa con regalos donados para la ocasión.

El sol, como si dudara, entra y sale. Llega la tarde y una gran cantidad de motos comienzan a hacerse sentir dando el marco justo para posterior una caravana de dos ruedas que sale desde el Club Social (lugar donde se realiza este festival), con destino a lugares de nuestra ciudad y la ciudad vecina, mientras tanto los músicos se preparan en el escenario, que con una vista de fondo increíble y a la espera de la caravana de vuelta quieren salir a rodar también pero con sus instrumentos.

El día culmina con grandes shows en vivo realizados por bandas  acá y de allá y entre motos, stands, menciones a viajeros lejanos termina este primer día.

El domingo 10 amanece. Hermoso en clima y con la mismas ganas, abren los stand, la música de artistas varios empieza en sonar y entre remeras de rock que flamean como embanderado el club llegan de nuevos las primeras motos para otro día de risas, días de campo, de relajarse, disfrutar de el lugar  y del día que acompaña de nuevo a el festival.

Algunos juegan al fútbol, otros aprovechan para reparar sus vehículos para el viaje de vuelta, algunos destapan una birras en la cantina del lugar. Algunos toman sol y otros compran helados, así la rueda gira y gira. Todos juntos a la espera del escenario que ya está listo para el vivo.

Suenan los acordes de las primeras guitarras y despierta de nuevo las ganas de escuchar música ,allí reaparecen nuevas y viejas motos como si la música las hiciera florecer y llega la noche y entre cansancio y felicidad llega la última banda que entre riff de clásicos de los 50 y 60 acompañan la alegría de muchos y la partida en paz de cada motero que visitó el predio y el lugar , y el día termina , con el cansancio de casi tres días de trabajo, hora de ideas y los rostros agotados y satisfechos de quienes llevaron a cabo dicho evento .el festival termino y la idea se plasmó , pero el proyecto está en pie. 


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