Infancias y vulneración de derechos

20/07/2023 | Hablemos de ESI |

De cara a los hechos, hablemos de ESI

Ilustración: Alejandra Andreone. Extraida de Revista Ribera
Ilustración: Alejandra Andreone. Extraida de Revista Ribera

Valeria Cargnelutti, educadora, especialista en Educación Sexual Integral

En octubre de 2006, se sancionó en nuestro país la Ley 26.150 que establece el derecho de niñas, niños y adolescentes a recibir Educación Sexual Integral y crea el Programa Nacional de ESI, con el propósito de garantizar el acceso a este derecho en todas las escuelas del país.

A partir de ese momento, organizaciones y distintos estamentos del Estado, llevaron a cabo a lo largo y a lo ancho del país distintas acciones de implementación y formación sobre la temática. Pero aún falta mucho para que los objetivos se cumplan.

La importancia de la aplicación total de dicha ley vuelve a ponerse de manifiesto en nuestra zona a partir de una serie de situaciones conflictivas ocurridas en uno de los centros educativos de Colonia Caroya.

En La Ronda conversamos con Valeria Cargnelutti, educadora, defensora de los derechos de las infancias y las adolescencias, especialista en Educación Sexual Integral, quien nos brindó una serie de herramientas para pensar, como adultos y adultas, las responsabilidades que tenemos que asumir en el cuidado de las infancias. 

A propósito de lo sucedido en la Escuela República de Italia expresó “Primero decir que lo que ocurrió en nuestra zona es algo que en menor o mayor medida sucede en muchas comunidades educativas de la provincia y que siempre ha sucedido. Lo que pasa es que desde hace ya un tiempo las infancias tienen otro lugar, hoy las niñas y los niños son sujetos de derecho y eso obliga a un tratamiento distinto de la problemática”.

Sobre cómo actuar frente al hecho, la docente especializada en ESI, explicó: “Lo primero es ser muy cautos a la hora de hablar. He leído y escuchado en distintos medios hablar de abuso sexual en la escuela tal, cuando en realidad estamos frente a lo que se denominan “conductas sexuales abusivas”. El abuso sexual involucra siempre a un/a adulto/a” y el hecho sobre el cuál estamos hablando sucedió entre niños y niñas, entre pares. En las conductas sexuales abusivas hay una acción que claramente es coercitiva e interrumpe la intimidad pero a diferencia del abuso sexual el victimario es un niño al que le está sucediendo algo porque esas conductas no son naturales en ese período de desarrollo de la infancia”.

En cuanto al rol docente, Cargnelutti se refirió a la importancia de observar la gestualidad que las niñas y los niños manifiestan en el aula y a la necesidad de generar espacios para poner a circular la palabra en relación a la temática tal cual lo establece la Ley de Educación Sexual Integral.

“Una acción abusiva de estas características no sucede frente al docente por eso es importante actuar antes. Los docentes en el aula podemos escuchar, advertir gestos de incomodidad y sobre todo en el marco de la ESI abordar la problemática y escuchar porque cuando un niño o niña nos cuenta lo que le está sucediendo, ahí está la alarma. Luego, según la gravedad del hecho, hay distintas formas de manejarse”. 

El protocolo que siguen las instituciones educativas -Pautas para la Articulación y Coordinación de Acciones en el marco de la Protección de Derechos- indica que la dirección debe realizar una ficha de vulneración de la víctima y elevarla a Inspección para que resuelva de acuerdo a las características del hecho qué organismo del Estado debe intervenir, si debe hacerlo la dependencia correspondiente del municipio, el EPAE (Equipos Profesionales de Acompañamiento Educativo dependientes del Ministerio de Educación de Córdoba) o la SENAF (Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de Córdoba). También puede solicitarse el acompañamiento de organizaciones no gubernamentales que trabajan específicamente sobre esta problemática como es el caso de UNAF (Unión de Asociaciones Familiares).

En cuanto al proceso que se inicia una vez ocurrido el hecho, Valeria Carneglutti, hizo hincapié en la importancia de generar espacios de diálogo entre familia y escuela.

“Lo más sano es que haya comunicación. Me parece fundamental que la institución educativa convoque a las familias de los niños y las niñas involucradas”. Y en relación a la comunicación agregó “Es imprescindible que los medios no repliquen cuestiones que se alejan de lo informativo, asustan, es importante que se informen antes de informar. Personalmente me asusta la facilidad con la que se culpabiliza a un niño. En estos casos no podemos perder de vista que estamos hablando de menores”.

Lo inquietante es pensar cómo evitamos que estas cosas sucedan, y lo cierto, es que hay una respuesta.

“La Ley de Educación Sexual Integral tiene todas las respuestas, allí están las herramientas para que las chicas y los chicos puedan conocer y decidir libremente sobre sus cuerpos, puedan aprender y comprender la sexualidad, manejarse en la intimidad y tener una vida libre de violencias. Es fundamental la aplicación de la ESI en todos los centros educativos para que los chicos y chicas puedan tener una información completa, científica, actual y respetuosa”.

Es importante que como adultos y adultas asumamos un compromiso con la educación de las infancias. 

Podemos empezar por leer el texto de la Ley 26.150 de Educación Sexual Integral ingresando a este link.  

También accediendo a diferentes recursos en línea para conversar con niños, niñas y adolescentes según las edades: Educación, recursos ESI 

Acercándonos a espacios donde se promueva la ESI. Si vivís en la zona te recomendamos la Universidad Popular de Colonia Caroya que viene desarrollando una serie de actividades a partir del programa “¡A la ESI la hacemos en comunidad!” con el objetivo de acompañar a docentes, infancias y familias. En su página web podés encontrar información y propuestas didácticas. Upcc.gob.ar 

Finalmente exigiendo que se brinden los contenidos de ESI en todas las instituciones educativas, como la ley demanda.