Bitcoin, el futuro llegó hace rato

30/03/2019 | CASI HACKER |

Todo, absolutamente todo lo que tenés que saber acerca de la moneda virtual más popular. Qué es, cómo funciona, cómo se obtiene y cómo podés comerciar con ella. Todo eso en la siguiente nota


Una de las tantas ventajas que la tecnología nos brinda a nuestra vida cotidiana es la de ampliar nuestros horizontes. Hoy hablamos del Bitcoin: la primera criptomoneda que, con más de 10 años, continúa pisando fuerte en el mundo del internet y amplía periódicamente sus ámbitos de uso. Su cotización al dia de hoy es de $176.670 por unidad.

Antes de empezar, comentamos brevemente la tecnología revolucionaria que está detrás del Bitcoin: La Blockchain.

Blockchain, o Contabilidad Distribuida, es una tecnología que permite la realización confiable y segura de cualquier tipo de transacción entre dos o más personas sin la necesidad de intermediarios, a través de Internet. Su introducción al mundo se dio a través del Bitcoin, pero sus horizontes de uso se han ampliado considerablemente.

Blockchain es una articulación de tecnologías estructuradas en un sistema naturalmente encriptado, lo que proporciona a los usuarios involucrados protección de sus identidades y de los datos de sus transacciones.

Esta tecnología garantiza que los registros de las transacciones realizadas sean válidos e inalterables. Podemos ver cada bloque como cada una de las páginas de un mismo libro contable prácticamente infinito, sólo que aquí lo que ha sido escrito no puede borrarse ni repetirse: cada transacción o dato se resguarda con una huella digital única. Esto se conoce como inmutabilidad. Sin embargo, existen iniciativas para crear blockchains que puedan ser alterables por un administrador.


¿Qué es Bitcoin?

Como moneda puede servir para todo lo que cualquier moneda sirve, pero en lugar de tener un ente gubernamental —como un banco central— que lo emita y lo respalde, se basa por completo en el sistema digital que fue ideado por su creador, Satoshi Nakamoto (al día de hoy se desconoce su verdadera identidad: no se sabe si es una persona o un grupo de ellas, ni siquiera su sexo), quien lo difundió en un foro especializado del Internet allá por enero de 2009. Como consecuencia, una de las características más resaltantes de Bitcoin es que no le pertenece a ningún país o gobierno; y dado que su creador es anónimo y decidió que su invento fuera de licencia libre, tampoco le pertenece a ningún individuo o compañía privada. Quienes mantienen en funcionamiento su plataforma son los propios usuarios.

Otra gran diferencia con el dinero "tradicional" es que el Bitcoin no existe de forma física. Se trata de una moneda digital que solo existe en la cadena de bloques (blockchain) que la soporta y debido a un sofisticado proceso de verificación (consenso) de transacciones, no puede gastarse dos veces. Cada Bitcoin — o porción de él — es único, pues cada transacción se registra públicamente (aunque sin datos personales) en un gran “libro” digital de contabilidad elaborado con complejas estructuras criptográficas, llamado blockchain o cadena de bloques. Por ello Bitcoin es considerado una "criptomoneda".

Otra de sus características es descentralización: la revolución que trae Bitcoin con respecto a las monedas y métodos de pago ya existentes es que elimina la necesidad de confianza en entes centrales para poder sustentar la economía. Ahora mismo, el dinero es controlado por los gobiernos y bancos de todo el mundo: son ellos los encargados de emitirlo, distribuirlo, regularlo y, por ejemplo, asegurar que una transacción entre dos desconocidos no resulte en un fraude. Ellos, como intermediarios, son necesarios para validar el proceso económico. Bitcoin, en cambio, confía en su propio código para brindar esta confianza. De esta forma, se elimina el estricto control de los bancos, que pueden llegar incluso a congelar las cuentas de sus clientes, y las altas comisiones que cobran, pues esta moneda fue diseñada para cobrar una ínfima o nula comisión.

Los usuarios pueden manejar sus fondos con billeteras digitales que tienen tanto una llave pública (equivalente a un número de cuenta bancaria) como una llave privada (equivalente a la contraseña de la cuenta bancaria). Con ambas es posible realizar transacciones financieras desde cualquier lugar del mundo y en todo momento, por lo que, además, resulta una moneda que no posee ataduras territoriales, como sí las posee el dinero físico.


¿Cómo funciona?

En el escenario:

Para el usuario promedio, el funcionamiento de Bitcoin es muy sencillo. Sólo se administran los bitcoins en una cartera digital, que es una aplicación móvil o de escritorio que puede descargarse sin costo alguno, y desde allí se realizan las transacciones, por lo general, gratuitamente, aunque se suele agilizar el procedimiento pagando una pequeña comisión que puede variar según la congestión de la red, el tamaño de la transacción y la urgencia del usuario. Lo más común es esperar unos 10 minutos para recibir entre 3 y 6 confirmaciones que validen la transacción.

Tras bambalinas:

Podemos comenzar el recorrido comparando su funcionamiento con el dinero físico. Este último se emite desde un banco central, que le otorga su valor y lo distribuye en el país. Bitcoin, en cambio, no procede de un banco, sino que se origina mediante un procedimiento que puede ser llevado a cabo por cualquier usuario con el equipo necesario, llamado minería.

En la minería, cada computador o equipo de hardware especializado resuelve problemas matemáticos muy complejos aproximadamente cada diez minutos, con lo que se crea un nuevo ‘bloque’ de información para la cadena — la base de datos que es la blockchain — en el que se registran y, por tanto, validan las transacciones realizadas con la moneda. Como recompensa, los llamados ‘mineros’, es decir, quienes aportan su poder de cómputo para crear nuevos bloques, obtienen algunos bitcoins a cambio de este servicio. En este sentido, los mineros pueden compararse al banco central, pues son ellos quienes emiten por primera vez la moneda y quienes empezarán a distribuirla una vez que quieran darle uso.

Actualmente hay miles de nodos que conforman la red de minería en todo el mundo, gracias a los cuales la red se mantiene segura: algunos nodos, llamados “completos”, son una especie de ‘estación’ de software que resguarda una copia de la cadena de bloques, donde están registradas todas las transacciones, y estas sólo se validan cuando aparecen en cada una de esas copias, asegurando así su legitimidad. Los mineros pueden correr un solo nodo en sus computadores o su equipo especializado, o unirse a un grupo (pool) de minería, donde tienen más posibilidades de resolver los bloques. De esta manera hackear la blockchain para introducir una transacción falsa o recurrir al doble gasto de las monedas resulta prácticamente imposible, pues se tendrían que modificar la mayoría de los nodos y violar la criptografía con la que se protegen los datos.



Usando Bitcoins

Para poder utilizarlos, lo primero que debe poseerse es el equipo requerido: un dispositivo móvil o una PC donde poder instalar un monedero electrónico. De seguida, la opción más evidente es comprar esos bitcoins a cambio de dinero físico. Y, por último, sólo quedará enviarlos e incluso recibirlos.


Conseguir un monedero

Existen varias opciones en cuanto a monederos se refiere, y las características más importantes en la que se diferencian radican en su seguridad y funcionalidad. La opción más adecuada para cada usuario es la que le pueda ofrecer el nivel de protección necesario, pero, al mismo tiempo, ocupe sólo los recursos que tiene disponibles. Sin embargo, es importante resaltar que los bitcoins, realmente, no están almacenados en sus monederos, sino en la blockchain que está respaldada por miles de nodos. El monedero es tan sólo un programa que le permite al dueño de los fondos manejarlos con mucha más facilidad. Los tipos de monederos utilizados pueden ser entre otros:

Carteras móviles: son aplicaciones ligeras, diseñadas para teléfonos inteligentes y tablets, usualmente para los sistemas iOS o Android. Son fáciles de instalar y manejar y requieren de pocos recursos en el dispositivo. Las opciones fundamentales que ofrecen — sus funcionalidades varían — es la generación de claves públicas, el resguardo de la llave privada dentro del software, el respaldo para su recuperación y, por supuesto, enviar y recibir fondos.

Carteras de escritorio: son programas descargables a cualquier PC de escritorio o portátil, usualmente para los sistemas Windows, Linux y MacOS. Sus opciones básicas son las mismas que en una móvil, más ciertas características adicionales según el proveedor.

Carteras de hardware: son pequeños dispositivos, como un pendrive, especialmente diseñados para almacenar bitcoins de forma segura, fuera de línea en todo momento y eliminando el riesgo de virus que pudieran tener las aplicaciones. Son las únicas que no son gratuitas.

Carteras online: son un servicio que brinda una tercera parte, donde, a diferencia de las demás, se hace presente la centralización, es decir, hay una compañía responsable de la validación de los fondos, de las claves privadas o de ambos. Ofrece las ventajas de poder utilizar los bitcoins desde cualquier dispositivo y tener respaldos automáticos, ya que es muy común perder la llave privada y quedarse sin acceso. Aunque hay que considerar que con esta opción, realmente, los bitcoins suelen estar fuera de nuestro control, y son susceptibles a todo lo que puede ocurrirles en el mundo online: desde estafas hasta hackeos.


Comprar y vender Bitcoins

En la actualidad hay dos formas muy bien definidas y establecidas para comprar y vender criptomonedas, que de seguro se incrementarán en un futuro cercano en la medida que la adopción de estas se popularice aún más, tanto por la incorporación de nuevos usuarios y comerciantes que lo acepten, como por el desarrollo de nuevas aplicaciones basadas en esta tecnología.

Casas de cambio (exchanges): la manera de comprar y vender bitcoins más usada actualmente es a través de casas de cambio, que son empresas online especializadas en la compraventa de criptomonedas. En éstas se pueden adquirir varias de las criptomonedas más importantes a las tasas de cambio que fija el mercado. La compraventa de bitcoin en éstas se puede hacer con o por otras criptomonedas.

Personas naturales: esta segunda forma de compraventa es posible gracias a la descentralización que proporciona la red, la cual permite al interesado comprar y vender bitcoins directamente a personas cercanas, o simplemente conocidos de Internet con los que haya decidido concretar algún acuerdo de intercambio monetario (a través de plataformas como Mercado Libre). Para la compraventa de bitcoins directamente entre personas, que se conozcan o no, los interesados únicamente deberán poseer sus respectivos monederos bitcoin y cuentas bancarias, en caso de intercambio por dinero fiduciario.


Enviar y recibir Bitcoins

Ya con una cartera electrónica, pueden empezar a recibirse bitcoins. Para ello sólo se escoge la opción de recibir, y entonces se genera una dirección alfanumérica aleatoria de 33 caracteres de largo — la llave pública — que puede ir acompañada de un código QR. Cualquiera de los dos datos puede otorgarse a la persona que va a enviar los bitcoins o bien introducirlos en otro monedero o casa de cambio para poder recibir lo que se ha comprado.


Una vez con fondos disponibles podemos enviarlos a cualquier dirección que nos otorguen, tan sólo escogiendo la opción de enviar. Allí se introduce la dirección que recibirá los fondos, la cantidad, e incluso puede modificarse el monto de la comisión para los mineros. Mientras más alta sea, más prioridad se dará a la transacción para que sea incluida en la cadena de bloques cuanto antes. Igualmente, en lugar de introducir la dirección, puede escanearse el código QR con la cámara del dispositivo.


Otras opciones para conseguir Bitcoins

Aparte de la clásica compraventa, intercambio y minería, hay otras maneras, incluso gratuitas, de conseguir algunos bitcoins para iniciarse en el ecosistema. A continuación te enseñamos algunas, aunque existen varias más:


Faucets: son páginas donde puedes ganar algunos satoshis —pequeñas fracciones de bitcoins— a cambio de realizar tareas bastante sencillas, como pulsar un botón, mantener abierta la web por cierto período de tiempo o simplemente comprobar que no eres un robot resolviendo el Captcha. Se mantienen gracias a la publicidad y a las donaciones y para usarlas sólo se debe introducir la dirección bitcoin a la que se enviarán los satoshis.

Juegos: existen numerosos juegos online que otorgan como recompensa algunos satoshis a sus usuarios. Sin duda es una forma divertida — y gratuita — de conseguir la moneda digital.

Empleos y venta: por supuesto, al ser bitcoin una moneda como cualquier otra, puede recibirse a cambio de bienes y servicios. Para cualquier comerciante resultaría sencillo empezar a aceptar pagos en bitcoins e inclusive cualquier persona puede poner a la venta algún objeto y cobrar en bitcoins. Lo primero que se compró con bitcoins fueron un par de pizzas, hace unos 7 años.


¿Es legal el Bitcoin?

Por lo general Bitcoin no es ilegal, pero todo depende de cada jurisdicción. Su estatus legal, actualmente, se encuentra en pleno desarrollo en todo el mundo, por lo que es muy usual que en la mayoría de los países aún se encuentre en medio de un vacío jurídico en el que bien podría aplicarse el principio de prohibición: “todo lo que no está prohibido está permitido”.

En otros, como en Japón, ya tiene un estatus establecido como método de pago — y no como moneda— y ha sido regulado para los comerciantes, a fin de evitar que sea utilizado para cometer crímenes como el lavado de dinero y el terrorismo. En Reino Unido, en cambio, es tratado como divisa (moneda extranjera). En España es considerado un bien digital, por lo que se rige por las leyes de intercambio de bienes. En Latinoamérica no se considera una moneda de curso legal, pero no está regulado. En Illinois (Estados Unidos) tampoco es reconocido como moneda, así que está libre de regulaciones; aunque, por su parte, el Servicio de Impuestos Internos (IRS) del país lo trata como mercancía, por lo cual sus poseedores deben pagar impuestos.

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