Exposición de Arte en el Centro Cultural La Caroyense: Berra y Gonzalez del Solar

22/07/2019 | CULTURA |

El pasado 12 de Julio se dio apertura a una nueva exposición de artes en el centro cultural La Caroyense a cargo de la galería “Ankara: Arte contemporáneo”. En la misma se expusieron las obras de dos importantes artistas de Córdoba: Rodolfo González del Solar y Ernesto Berra.

Foto: Galeria de Artes Ankara
Foto: Galeria de Artes Ankara

Por: Florencia Rossi 


Sobre los autores:

Rodolfo Gonzales del Solar es un artista nacido en Buenos Aires en el año 1969. Comenzó sus caminos en las Artes visuales en el año 1985, bajo la mirada del artista Jose Maria Suhurt. A partir de allí se fue perfeccionando con una amplia variedad de artistas: tomó clases de la técnica de resina en poliéster con la escultora Marcela Aphalo y de dibujo con el pintor Jorge Demirgian. 

Ingresó al taller del escultor Enio Lommi y también tomo cursos con Antonio Pugia. Paralelamente a estas actividades se desempeñó como iluminador y luego como fotógrafo del estudio Weissmann. 

En el año 2001 decidió mudarse a Córdoba, donde se dedicó exclusivamente a la escultura y  actualmente reside y trabaja en la localidad de Mendiolaza, en las sierras chicas, donde vive desde el 2008. 

Por otro lado Ernesto Berra nace en la ciudad de Morteros, Córdoba en el año 1947. En 1968 egresa de la Escuela Provincial de Bellas Artes, Dr. Figueroa Alcorta, con los títulos de Maestro en Artes plásticas y Profesor de Dibujo y Pintura. En 1969 ingresa a la Escuela de Artes de la UNC, pero 8 meses más tarde abandona la carrera, prefiriendo investigar e indagar por sus propios medios. En 1993 viaja a Nueva York, lo que influye profundamente en su obra. En la actualidad reside y trabaja en la ciudad de Córdoba. 

Sobre la exposición: 

Al ingresar y transitar por el pasillo principal de la bodega ya nos encontramos a unos pocos metros con una obra de Ernesto Berra que nos da un indicio de su estilo. La misma es un gran lienzo de 2,70 x 2 metros con un gran impasto celeste en su centro titulado “Historia de Mar”. 

Al continuar y llegar al espacio que antecede a las salas 1, 2, y 3 se observan una serie de 10 obras del mismo autor junto a un texto curatorial a cargo de Julio Sánchez; que nos explica un poco de qué tratan y cómo entender esta serie producida en el 2009. El mismo se titula “Entre el Olvido y el Rescate”, algo que se relaciona profundamente con el artista. 

Según Sánchez, Ernesto Berra produce una transformación en los materiales que podría pensarse como un delicado equilibro entre la destrucción, el rescate y la reconstrucción. La mayoría de los títulos de su última serie comienzan con la palabra “erase”, este verbo nos remite a los relatos míticos o los cuentos para niños, que comienzan de la misma manera, lo que ya nos habla de un tiempo pasado que es retomado y vuelto a poner en escena. 

El texto nos indica también en 10 ítems como es el proceso creativo por el que transita el artista desde el impacto y relación con el paisaje, hasta llegar a crear la obra. Primero se conecta con su entorno, detecta algo, algún elemento o situación que capte su atención, a partir de lo cual hace apuntes y bocetos. Estos no son usados directamente a la hora de pintar, sino que los interioriza como un estudio previo, a partir del cual hará la obra, basándose más en lo que recuerda su memoria. 

Una vez que “finaliza” deja esa obra en el taller por un tiempo, algunos años o quizás décadas, hasta que decide revisarlas una por una, rescatando solo algunas. Por último aquellas seleccionadas pasan por un proceso complejo, en el que las moja intermitentemente en agua para lograr su efecto de imagen velada que tanto lo caracteriza; como esa capa de distorsión propia que produce la memoria en los recuerdos y que se transmite en el lienzo. La obra se renueva constantemente con la nueva mirada del artista, distinto a la que tenía al momento de comenzar la producción. 

Podría decirse entonces que el hilo conductor de sentido que atraviesa y une todas sus obras es la memoria, el tiempo pasado; y junto a este elemento surge una duda: ¿Qué es lo que perdura con el pasar del tiempo y que es lo que se pierde?, no solo a la hora de pintar, sino en ese proceso de selección que hace y en ese “destruir” de lo que está hecho para crear algo nuevo. 

Mientras uno lee el texto puede ir cotejando lo que se dice allí con las obras que se encuentran a su alrededor: una serie de pequeños soportes de madera con un cuadrado de lienzo pegado sobre él, en donde se plasman diversos paisajes en tonos ocres, con apliques de amarillos, verdes y azules que resaltan del conjunto. Tras la pintura quedan al descubierto los trazos de una cuadrícula y el bocetado previo hecho en lápiz. Representan escenas de paisajes inacabados y confusos, como corroídos por el tiempo, en donde aparecen pequeñas palabras, como indicadores: “cielo”, “tierra”, “presente”, “pasado”, entre otras. 

SALA 2

Esta te recibe con el título “La desaparición de la frontera entre el arte y la vida”, es lo primero que uno lee al ingresar, y esta frase cobra sentido rápidamente. Al acercarme a cada obra pude notar como se componían por un collage de fotografías, cajas de remedio, potes de oleo, propaganda y demás elementos recuperados. 

En la primera pared se encuentran 3 pinturas de 50 x 40 cm aproximadamente, tituladas “city cielo ocre”, “villas en la city” y “city cielo azul”, respectivamente. En la primera, como indica el nombre, predominan los tonos ocres, grises verdosos y rojizos con un collage muy sutil, casi imperceptible al ojo distraído. El artista no hace  representaciones miméticas, sino que aquí la ciudad se intuye en el uso de los colores y las figuras geométricas.

 La obra contigua produce emociones diversas, por un lado el título junto con las imágenes recortadas de la villa y los niños producen un sentimiento angustiante, pero este se contrarresta con los tonos azules y rosas apastelados que transmiten calma y a la vez nostalgia. 

Por último en “city cielo azul” abunda el collage de imágenes de ciudades del extranjero y de cajas de remedio de manera evidente. Los tonos azules invaden la escena a la vez que hay zonas de atención marcadas por fuertes tonos naranjas. 

En la pared siguiente se concentra la mayor cantidad de obras, comenzamos con una serie de 4 bastidores enmarcados que hacen alusión (como todas las demás producciones) a la arquitectura y la ciudad. 

Al lado de estos encontramos otro agrupamiento, una serie de 10 pequeños bastidores de 18x18 cm sin título. En estas obras cobra aún más protagonismo la materialidad y el color, invitando al tacto por los fuertes volúmenes y las rugosidades de esas telas que aparentan el paso de mucho tiempo y han sido rescatadas. Junto a ellas un gran lienzo titulado “fachada gris” completa la pared.

Por último se aprecian 5 obras del mismo carácter que las anteriores, pero en donde los elementos adheridos son mas rústicos, lijas y potes de oleo sobresalen del bastidor. Sobre ellas un número indicaba el nombre de la obra, dentro de la serie “Medianeras”. 

Todo lo que se encuentra en esta sala está unido por ciertos rasgos en común: la fragmentación del espacio en cuadrados (dada también con la ayuda de las cajas desplegadas) y cada uno pintado de un tono diferente, el collage de imágenes, y elementos varios y la presencia de un contrastante color plano en la parte superior del lienzo. 

La materialidad de estas obras nos remiten a la ciudad y los atardeceres; los fuertes impastos y volúmenes que se generan nos recuerdan al material de construcción, al revoque y escombro. 

SALA 1 

Allí se encuentra la obra de Rodolfo González Del Solar, la serie se titula “Liviana Danza”. Esta consiste en 12 esculturas de hierro fundido y pintado, mediante las cuales representa la figura humana; pero de una manera particular.

El artista trabaja con planchas de hierro a las que les da una forma orgánica, como hojas o figuras serpenteantes y sobre eso hace surgir el torso o espalda de una figura humana. Lo llamativo y admirable de estas obras es la gran observación y representación de la figura humana, junto con la liviandad, movimiento y equilibrio que logra otorgarle a un material tan rígido, pesado y frío como lo es el metal. Las figuras parecen suspendidas en el espacio con total gracia, haciéndonos olvidar de su realidad en cuanto material.

También trabaja ideas como la de paño que se posa sobre el cuerpo, similar al artilugio del “paño húmedo”, tan recurrente en las esculturas griegas; o con la representación de elementos de la naturaleza a través de estos cuerpos como en las obras “Fuego rojo” y “Agua”. 

El texto curatorial a cargo de Oscar Araiz reafirma lo que expresan estas esculturas: el rechazo a la forma congelada y la búsqueda del movimiento y la transformación, propios de la vida. Su gran tema o motivo es la ondulación y de allí deriva sus múltiples variaciones. 

La disposición de las figuras en el espacio expositivo se corresponde con el sentido de la serie. Estas se distribuyen dinámicamente, permitiendo que sean recorridas por todos sus puntos de vistas, obligando al espectador a dejar su actitud de observación congelada y simple. 

SALA 3

En este espacio hay una selección de obras de los dos artistas muy variadas y de una temática distinta a la que observamos en la parte superior, aunque siempre acorde al lenguaje y la impronta propia de cada uno. El pasillo desemboca directamente a una pared en donde se encuentra “Composición Espiral” de Berra. Una serie de palillos dispuestos en forma circular que nos remiten al caparazón de un caracol, sobre todo por lo tonos ocres y tierras rojizos que lo conforman. 

A ambos lados se encuentran los ductos de la bodega, y de cada lado se ubica una obra de manera imponente, en medio de la penumbra, iluminadas con una luz focal. La escena es entre tenebrosa e hipnotizante, como bella y lúgubre a la vez. Pero puestas de manera estratégica. Una titulada “acerca de la contaminación” y la otra “Paisaje con flores” se leen como dos antítesis enfrentadas en ese pasillo, una pequeña, gris y fría; la otra de grandes dimensiones, resplandeciente en verdes claros y flores vivas.

Continuando el sendero se llega a dos obras de González del Solar, la primera es un móvil de gran tamaño que parece increíble cómo se suspende del techo, compuesto de 5 láminas de hierro con forma de hojas que forman una especie de planta; y frente a esta, otra escultura titulada “Pasturas” conformada por infinita cantidad de varillas de hierro que hacen un juego óptico como si fueran espigas que se mueven con el viento, o justamente pasturas en un terreno. 

Definitivamente en esta exposición encontraremos las obras dos grandes artistas que no podemos perder la oportunidad de ver. 

Para visitar: 

De lunes a viernes de 10 a 13 horas y de 15 a 19 horas - Sábados domingos y feriados de 10 a 19 horas.

HORARIOS DE VISITAS GUIADAS: Lunes – Miércoles - Viernes de 15 a 19 horas - jueves y sábados de 10 a 13 horas.

Etiquetas: Arte Obras La Caroyense

Escultura: "Alto Relieve Rojo"

Pintura: "Paisaje con flores"